jueves, 31 de marzo de 2011

La madre de todas las señoras que

Se llamaba Carrie Amelia Moore, y nació en Kentucky en 1846. Pudo haber tenido una vida normal, pero su primer matrimonio fue un drama: su marido era alcohólico. A su muerte, decidió dos cosas: que el alcohol era el camino hacia el mal y que Jesús era el salvador del mundo. A principios del siglo XX, a los 54 años, y tras haberse casado en segundas nupcias con el reverendo Nation, ingresó en el Movimiento por la Templanza, una asociación católica que exigía moderación en el comer y en el beber como manera de someter los deseos de la carne. Y aquella señora –aquella anciana, en los ciclos vitales de entonces- se convirtió en el brazo armado de la organización. Bajo el nombre artístico de Carry A. Nation se convirtió en “el bulldog que corre a los pies de Jesús, ladrando lo que él rechaza”.

Carry A. Nation y su hacha

Carry A. Nation decidió que los salmos y las oraciones no bastaban para alejar a los hombres del alcohol. Y consideró que con una biblia en la mano y un hacha en la otra daría mejor servicio a Dios. Se convirtió en un gangster: su 1,82 de estatura y sus 79 kilos, a qué negarlo, debían intimidar lo suyo. Y a veces sola, a veces con su grupo de acólitas, entraba en los bares. Los destrozaba. Sin dejar de recitar la biblia, sin dejar de cantar himnos. Y en nombre de Dios. Pero los destrozaba.

Estado en el que quedó uno de los bares visitados por Carry A. Nation

Carry A. Nation aterrorizó a los barmen de Estados Unidos hasta su muerte, en 1911. Fue arrestada al menos 30 veces, y en todas fue puesta en libertad: el tiempo libre que le quedaba tras su particular kale borroka lo dedicaba a dar conferencias. Con el dinero que recaudó pagó numerosas fianzas y abogados.

Conferencia de 'The saloon smasher'. Sólo para mujeres

La famosa fotografía Lips that touch liquor shall not touch ours no es un montaje: son sus seguidoras, convencidas de que la redención llega por el camino de la abstinencia. Ése poder de convocatoria llegó a tener. Y hasta llegó a publicar su autobiografía.

La salvación cuesta 50 centavos

A su muerte, en 1911, los bebedores de Estados Unidos respiraron. Y sus compañeras del Movimiento por la templanza la lloraron con resignación cristiana. El epitafio en su lápida dice: “Fiel a la causa de la prohibición, hizo lo que pudo”. Su hacha quedó como símbolo de los prohibicionistas. Y su lucha no fue en vano: poco más de una década después de su muerte, Estados Unidos impuso la Ley Seca, mientras Al Capone se frotaba las manos.

Carry A. Nation. La precursora de Elliot Ness. La señora que impedía que los demás bebieran. A Hell’s grannie.

3 comentarios:

  1. A scrapbook va! (si no te importa. te citaré y citaré)

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  2. Hace tiempo - cuando era púber, leí sobre ella. Según aquel texto en los últimos años de su carrera terrorista ( esa es el verdadero adjetivo que merece ), su acto se convirtió en una comedia, que hasta servía de propaganda para los locales afectados. Incluso varios dueños de bares la provocaban para que de una "hacheada" y pusiera el negocio en boca de todos.

    Saludos

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