jueves, 2 de diciembre de 2010

Perfección (4)

No me puedo resistir a los regalos del invierno.

Como alguien dirá en breve, porque la nieve cruje tiernamente. Por el olor de las chimeneas. Porque por fin puede uno rebozarse con gorros, bufandas y guantes. Porque, con nieve en el suelo, el cielo brilla como nunca. Porque todo gana en fragilidad y fotogenia. Porque andar en lo frío te revitaliza.

Y por los copos de nieve. Por supuesto.



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