viernes, 22 de abril de 2011

Amor filial


A finales de la década de los 20 del siglo XVI, Juana la Loca, que ya llevaba más de una década encerrada en Tordesillas, estaba al cuidado de Hernán Duque de Estrada. Algo bien debía estar haciendo el hombre, porque escribió una feliz carta a Carlos V comunicándole que su madre daba signos de recuperar la lucidez.

La respuesta del entonces todavía no emperador fue contundente: destituyó a Estrada y puso al cargo de su madre al Marqués de Denia, Bernardo Gómez de Sandoval, y al hijo de éste como sucesor. Era 1520, y la revuelta de los comuneros ya se anunciaba.

Huelga decir que Juana la Loca nunca sanó. Murió en 1555, tras 47 años de encierro en Tordesillas. Diez meses después, su hijo Carlos I abdicaba y se retiraba al monasterio de Yuste.

Por algo lo haría.

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