Imprudente ataque de vanidad que está padeciendo el NáuGrafo. La foto es de Spanglish Point of View
Resultaba insoportable.
Tenía que comprar el desayuno –huevos, leche, beicon- y la cena completa –dos botellas de vino-. Y aquella anciana no dejaba de hablar.
-¿Sabe qué le pasó a la señora Auster?- preguntó la mujer a aquel pakistaní que, sin entender una palabra, metía en bolsas de papel reciclado el apio, los calabacines, las judías, que ella sacaba con exasperante lentitud del cesto de plástico.
-Ya volveré cuando esta vieja no esté contando su vida- gruñí. Salí del Deli dejando atrás un silencio ofensivo.
Ése fue el recuerdo que me atormentó en el geriátrico. Respiraba con dificultad, y no era capaz de recordar cuándo había recibido la última visita.
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